Aunque a primera vista la respuesta parecería un simple sí, la realidad, por increíble que parezca, es diferente. Estamos acostumbrados a hacer decisiones todos los días, desde leer este párrafo, hasta ir a trabajar, pero según las leyes de la física, nosotros realmente no hacemos nada.
Una excelente analogía para comprender esto, es pensar en robots. Imaginemos que creamos un robot con inteligencia artificial muy avanzada, y que incluimos un código que haga que éste “piense” que tiene libre albedrio, pero en realidad todas las decisiones que toma están previamente programadas por nosotros. Cuando alguien le pregunte al robot ¿puedes tomar tus propias decisiones?, él simplemente responderá que sí, porque nosotros lo programamos de esa manera. Ahora trasladamos esa analogía a los humanos; ¿tienes libre albedrio? La respuesta ya no es tan sencilla.
El determinismo clásico
El matemático francés Pierre-Simon de Laplace dijo alguna vez, guiado por las leyes de la física clásica: "El estado presente de la Naturaleza, es evidentemente la consecuencia del estado que tuvo en el momento anterior, y si concebimos una inteligencia que, en un momento dado, conociera todas las relaciones entre las entidades del Universo, ésta podría determinar las posiciones respectivas, movimientos y efectos generales de todos esos elementos, en cualquier instante del pasado o del futuro"
Esto quiere decir que, si tuviéramos los datos exactos de todas las partículas y energía del universo, podríamos, con ecuaciones matemáticas y una computadora muy potente, saber todo del pasado y del futuro. Visto así, la crucifixión de Cristo, la segunda guerra mundial hasta lo que comiste hoy, ya estaba previsto que sucediera desde el big bang. Como vemos, todo esto tiene serias repercusiones filosóficas sobre nuestro lugar en el mundo y la toma de decisiones.
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